Juan Guillermo Cuadrado es, sin duda, uno de los futbolistas más carismáticos y talentosos que ha producido Colombia en las últimas décadas.

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Su camino al éxito está lleno de desafíos, superación y resiliencia, reflejando la difícil realidad que vivió en su infancia y cómo logró convertir el fútbol en su refugio, propósito y pasión. Cuadrado nació el 26 de mayo de 1988 en Necoclí, Antioquia, Colombia, en una época especialmente turbulenta para el país.

Colombia estaba bajo el control de poderosas organizaciones delictivas y la vida en sus barrios era difícil y peligrosa, especialmente para las familias que, como la suya, vivían en condiciones de pobreza extrema.

La infancia de Cuadrado estuvo marcada por un evento trágico: a los 4 años, perdió a su padre en una balacera, una experiencia desgarradora que lo afectó profundamente.

Sin embargo, su madre fue una fuerza fundamental en su vida, y con gran astucia decidió centrarlo en el fútbol desde muy pequeño.

Sabía que, de esta forma, su hijo tendría una oportunidad de vida diferente y se mantendría alejado de las malas influencias y el crimen que amenazaban a tantos jóvenes de su entorno.

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Cuadrado encontró en el fútbol un escape, un espacio donde podía soñar y olvidar, al menos temporalmente, las duras realidades de su vida cotidiana. Su talento natural empezó a brillar desde joven y, aunque enfrentó múltiples obstáculos, continuó perseverando.

Su primer paso en el mundo del fútbol profesional fue en una humilde escuela llamada Mingo Fútbol Club, donde aprendió los conceptos básicos y empezó a desarrollar sus habilidades.

No obstante, las carencias económicas de su familia se reflejaban también en su formación futbolística: muchas veces tuvo que jugar descalzo o con zapatos remendados, pues no tenían dinero para comprarle equipo nuevo.

Su estado físico no era el de un jugador convencional: era delgado y de baja estatura, algo que muchos entrenadores criticaban.

En más de una ocasión, las puertas se le cerraron, con la justificación de que no tenía el físico necesario para ser futbolista. Pero, lejos de rendirse, Cuadrado decidió recorrer el país, junto a otros amigos, en busca de academias que le ofrecieran una oportunidad.

Pasaron los años y su situación no mejoraba. A pesar de su determinación, las oportunidades eran escasas, y las dificultades económicas continuaban limitando sus opciones.

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Fue en ese momento cuando Cuadrado tomó la decisión de salir de Colombia e intentar suerte en otro país. Argentina se convirtió en su nuevo destino, donde, a los 18 años, buscó pruebas en clubes de renombre como River Plate y Boca Juniors.

Aunque Cuadrado recuerda que tuvo buenos rendimientos en las pruebas y mostraba una técnica superior a la de muchos jóvenes de su edad, nunca recibió una oferta concreta para quedarse. Los entrenadores elogiaban su talento, pero siempre terminaban con un “nosotros te avisamos”, una promesa que nunca se cumplía.

La vida en Argentina fue extremadamente dura para Cuadrado. Sin documentos y sin contactos, no lograba conseguir trabajos estables y empezó a pasar hambre, incluso teniendo que dormir en plazas y lugares públicos.

Con los pocos ingresos que lograba obtener de trabajos informales, decidió regresar a Colombia. A pesar de lo vivido, Cuadrado no perdió su espíritu ni sus sueños; sabía que algún día alcanzaría su meta de convertirse en un jugador profesional.

De regreso en Colombia, su suerte comenzó a cambiar en 2008, cuando firmó con el Deportivo Independiente de Medellín.

En este club, Cuadrado tuvo la oportunidad de demostrar su talento en el campo y, rápidamente, su estilo de juego llamó la atención de todos. Sus escapadas por la banda, regates y movimientos impredecibles lo convirtieron en un jugador único, comparable a los grandes talentos brasileños.

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Esta habilidad y su inusual alegría al jugar lo hicieron merecedor del apodo de “el Ronaldinho colombiano”, una comparación que él recibía siempre con una sonrisa. Tan solo un año después, equipos europeos comenzaron a interesarse por él, y en 2009, Cuadrado firmó con el Udinese de Italia.

Su llegada a Europa no fue sencilla. Adaptarse a una nueva cultura y estilo de juego representó un gran desafío, y en sus primeros partidos, no logró destacarse como esperaba.

Fue cedido al Lecce, un club también italiano, y después a la Fiorentina, donde finalmente mostró el esplendor de sus habilidades.

En la temporada 2013-2014, Cuadrado vivió uno de los momentos más destacados de su carrera: anotó 20 goles y ofreció 11 asistencias, llevando al equipo a clasificar para la Europa League. Fue incluido en el once ideal de la liga italiana, y con ello, comenzó a ganarse la admiración del público y la prensa internacional.

La Copa del Mundo de 2014 fue otro momento clave para Cuadrado. Formó parte de una generación dorada de jugadores colombianos junto a Falcao y James Rodríguez.

Su actuación en el mundial fue memorable: Colombia alcanzó los cuartos de final, una hazaña histórica para el país, y Cuadrado se convirtió en el máximo asistidor de la Copa.

Su participación en el mundial no solo le dio reconocimiento mundial, sino que también atrajo el interés de grandes clubes. Fue entonces cuando el Chelsea decidió ficharlo por 31 millones de euros.

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Sin embargo, su paso por el Chelsea fue amargo; bajo la dirección de José Mourinho, apenas tuvo minutos en el campo, y Cuadrado, consciente de su talento y en su mejor etapa profesional, decidió buscar otros horizontes.

Fue en la Juventus de Turín donde Cuadrado encontró su verdadero hogar futbolístico. Desde su primera temporada, su desempeño fue espectacular, y pronto se convirtió en una pieza clave del equipo. Su primera temporada con el equipo italiano fue memorable, participando en una serie de 15 triunfos consecutivos que aseguraron la liga para la Juventus.

Durante sus años en la Juventus, Cuadrado logró múltiples títulos, incluidas ligas, copas y supercopas italianas, y se consolidó como uno de los jugadores favoritos de la afición. En el 2017, jugó su primera final de Champions League, aunque el equipo perdió ante el Real Madrid.

Otro momento importante en su carrera fue la llegada de Cristiano Ronaldo a la Juventus. Aunque Cuadrado cedió con gusto su camiseta número siete al astro portugués, la relación entre ambos no fue siempre fácil, especialmente tras la eliminación temprana de la Juventus en la Champions League en dos temporadas consecutivas.

A pesar de ello, Cuadrado continuó siendo uno de los jugadores más importantes del equipo, consolidando su lugar como una de las figuras más destacadas en el fútbol italiano y europeo.

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Luego de ocho años con la Juventus, Cuadrado anunció su salida del club al final de la temporada 2023-2024. Firmó con el Inter de Milán, otro de los grandes equipos de Italia, con el objetivo de conquistar la Champions League antes de su retiro.

A sus 35 años, Cuadrado sigue siendo un jugador con gran magia en sus pies y una sonrisa contagiosa que ha inspirado a millones de colombianos y fanáticos del fútbol en todo el mundo.

La historia de Juan Guillermo Cuadrado es una de superación y resiliencia. Desde sus humildes orígenes en Colombia, hasta convertirse en una estrella del fútbol europeo, Cuadrado nunca dejó de soñar y siempre mantuvo su fe en Dios.

Su determinación y amor por el juego le permitieron superar todos los obstáculos que encontró en el camino, convirtiéndose en un ejemplo de lucha y perseverancia para los jóvenes.